Breve anécdota sobre el desfile de primero de mayo




Este breve apunte, ente anecdótico y reflexivo, no explica el contexto de su producción: los sucesos desatados durante el desfile conmemorativo del día del trabajo en Colima. Aquí hay unas referencias en video (http://bit.ly/1i4uy9l, http://bit.ly/1jnjgll).

La última vez que hubo una huelga de hambre en Colima fue en 1983, cuando el estudiante de sociología Felipe Flores recurrió a este método (de forma unilateral y extrema a decir se quienes a pesar de ello se solidarizaron) para visibilizar y buscar solución a un conflicto que se desató con las autoridades de la Universidad de Colima y la Federación de Estudiantes Colimenses.

Por los documentos disponibles y los relatos que conozco, apenas comenzaba a tomar fuerza el conocido grupo universidad, y Flores representó una disidencia al control estatal a través del control de la FEC y los puestos de poder en la UdeC. Este suceso fue inédito en la ciudad, a tal grado que produjo la alarma de las élites, conjurando a los fantasmas del comunismo sobre la figura de Felipe, como si este fuera un instrumento de ellos para desestabilizar “la paz y el orden de los colimenses bajo intereses oscuros y perversos”.

Poco eco debió haber tenido en aquel entonces la disidencia estudiantil y juvenil frente a los controles de la oligarquía política en ciernes, aunque el suceso fue atendido por la mayoría de los medios de comunicación y se instaló en la memoria de los interesados en lo público, de tal suerte que hoy forma parte de los pasajes innombrados de la historia política colimense.

Lo relevante de este caso, al menos para los intereses de este blog, es cómo devenido de los sucesos que detonaron la huelga (el autoritarismo de la élite política), y de la solidaridad y conciencia de un grupo de estudiantes universitarios, se conformó el grupo Morelos, algo que hoy llamaríamos un colectivo, y que se propuso luchar por la democratización de la Universidad de Colima y la politización del estudiantado, y de la sociedad en general.

¿Cómo percibirán desde fuera, las personas totalmente identificadas con los grupo de poder dominantes?

En su crónica de la Revolución Rusa, John Reed relata cuando una joven de alta sociedad, se desmayó cuando le dijeron camarada en la calles.


En una cena, escuché a una joven afín al grupo de poder del SNTE hablar sobre los sucesos del primero de mayo, y su expresión era de horror, el solo hecho de un grupo personas protestando era motivo de preocupación, pero cuando observó una trifulca esto se volvió miedo, y cuando se enteró que los manifestantes llevaban un autaud simulando la muerte de los derechos laborales, el escándalo apareció, ¡Qué gente!.

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