Acerca del observatorio ciudadano
Cómo Vamos Colima se ha hablado bastante. Desde que el grupo de la élite
empresarial irrumpió en el espacio público con una propuesta cívica de control
social, los reflectores de los paisajes ideológicos en Colima juzgaron el
alcance de la organización: la Universidad de Colima les abrió las puertas con halagos,
los medios de comunicación (sobre todo Ángel Guardián) los presentaron como
héroes cívicos, casi todos los actores políticos celebraron su iniciativa cívica,
a excepción del comité de Morena que pintó su raya de lo que consideró un grupo
de presión, y de Martha Zepeda que con matices les dio la bienvenida a la arena
pública pero con cierto aire de desconfianza. Entre la ciudadanía la opinión
reflejó divisiones: por un lado el festejo frente a la llegada de vigilantes
éticos, y por otro la desconfianza frente al currículum de los controladores.
La
gestación
La trayectoria de Cómo Vamos
Colima se remonta a la batalla que emprendió el Colegio de Contadores Públicos para
hacer dar a conocer las irregularidades del ejercicio financiero del gobierno
de Mario Anguiano y exigir rendición de cuentas. Para ello insertaron en la
agenda mediática datos y análisis sobre las inconsistencias entre el gasto
gubernamental y la deuda pública. Se supone que esto debió activar la necesidad
de poner bajo escrutinio el gobierno de Anguiano Moreno.
Posteriormente el Colegio de
Contadores Públicos junto con la COPARMEX, y a través de la voz de Guillermo
Brun, exigieron al Congreso del Estado formar un consejo ciudadano para elegir
al nuevo titular del OSAFIG. Producto de ello ambas organizaciones compartieron
mesa con la UdeC y el Tecnológico de
Colima en el estudio de la terna de aspirantes al órgano de fiscalización. El
nuevo encargado del OSAFIG fue electo por consenso del congreso, y el Colegio
de Contadores, la COPARMEX, la CANACINTRA, la CANIRAC y una decena de
organizaciones más[1],
celebraron el nuevo nombramiento y el proceso plural y participativo en el que
se dio.
La
aparición de Cómo Vamos
El 6 de mayo del 2015, en
medio del proceso electoral, se presentó públicamente la iniciativa Cómo Vamos Colima en un evento realizado afuera del
Palacio de Gobierno. Frente a un público de más o menos 800 asistentes, la
nueva organización presentó una agenda ciudadana en materia de economía,
desarrollo social, educación, transparencia y seguridad.
Como si se tratara de una plataforma de
gobierno, la COPARMEX, la AMEEC, la Federación de Escuelas Particulares, la
CANACO y la Junta Coordinadora Empresarial presentaron punto a punto la visión
de Cómo Vamos Colima sobre el Colima que anhelan.
El control social pasó a segundo plano
para impulsar una serie de objetivos para ser exigidos al gobierno. Ya en este
punto Cómo Vamos se proyectó como un grupo de interés utilizando el espacio
público para insertar sus demandas en la agenda política. Nada muy alejado de
lo que haría un sindicato.
La novedad es que Cómo Vamos utilizó el
discurso de la ciudadanía virtuosa frente a los partidos políticos corruptos
para apuntalar sus intereses. Además de que simplificó un conjunto de demandas
cuasi gremiales en una bandera de lucha por la transparencia y el control
social sobre el ejercicio de los recursos públicos.
El poder
La apelación a estos elementos de virtud cívica fue
tan potente que casi todos los candidatos a gobernador se sumaron a la agenda
de Cómo Vamos Colima, firmando un decálogo de compromisos, entre los que
figuraba “dotar de recursos del presupuesto
estatal a un fideicomiso de la sociedad civil para la operación de una contraloría y de un observatorio ciudadano”.
A excepción del candidato de Morena, todos
los aspirantes a gobernador firmaron para cumplir esta obligación en caso de
llegar a ocupar el poder ejecutivo.
El cobro del contrato
Al asumir el nuevo gobierno, los voceros del observatorio
comenzaron a presionar públicamente por el cumplimiento de la transferencia de recursos,
lo que suscitó una ola de críticas entre la opinión pública, y empezó a reducir
a los vigilantes de lo público a un grupo de interés que buscaba dinero del
gobierno.
El ejecutivo promovió una iniciativa de ley donde
se permite a los empresarios destinar el 5% del impuesto sobre la nómina para
financiar organizaciones sociales que realicen actividades de control y
vigilancia sobre el gobierno.
Pero la relación del
observatorio con el ejecutivo no se reduce a la obtención del recurso
económico. Uno de los puntos del decálogo que los candidatos firmaron era elaborar
“un estudio de gran visión, revisable cada 4 años por un comité ciudadano”. Hasta
el momento el ejecutivo y Cómo Vamos Colima han clasificado polos de
desarrollo, han generado una cartera de proyectos estratégicos, y conformaron
un equipo de trabajo en la administración pública.
su relación de cooperación
con el poder ejecutivo en el diseño de políticas públicas, la promoción de
iniciativas legales orientadas a su beneficio, y la visión ambigua de la
participación ciudadana expresada en su agenda permiten afirmar que esta
organización social es una renovada forma de grupo de interés que se inserta en
un proceso de renovación de la élite política local, donde se sustituyen las
tradicionales relaciones entre partido y gremios por nuevos arreglos entre el
sector empresarial y la nueva élite política, y para muestra un botón:
El director de Cómo Vamos
Colima durante el 2015 se insertó primero como encargado del área de
transparencia del gobierno de la capital del estado, y posteriormente como
director de comunicación social. En el 2016 la vocera de la organización fue
nombrada directora general de ciencia, tecnología e innovación en el gobierno
estatal
El ocaso del control cívico
Como las películas malas que
recaudan millones de dólares a pesar de ser criticadas por todo el mundillo
cinéfilo, la decadencia pública de Cómo Vamos frente a la opinión pública convive
con un conjunto de éxitos particulares. Quizás así se pueda entender que a los
dirigentes del observatorio no les importe la disminución de su legitimidad, y
han emprendido una embestida contra los diputados para que les aprueben la
reforma legal que tanto les beneficiaría.
Los argumentos de los
dirigentes del observatorio ciudadano ya han rayado en el absurdo,
contraviniendo incluso sus propios principios sobre el buen uso del gasto
público. Guillermo Brun declaró estar decepcionado porque su deseada ley no
tiene buen fin, y subrayó que el impuesto sobre la nómina se gasta ilegalmente,
como si el mal manejo del recurso público justificara su desviación hacia su
organismo.
Los voceros de Cómo Vamos
fueron muy hábiles en superponer el interés común a su provecho particular, y
por ello lograron cierto éxito público. Hoy la cosa parece haberse volteado,
pues ante un sector de la opinión pública no son más que un grupo de
aprovechados. Y basta ver lo que la gente les escribe en los comentarios de sus
videos de campaña cívica.
En algún momento para Cómo
Vamos los privilegios hacendarios se convirtieron en una condición necesaria
para la rendición de cuentas. Las deficiencias en el sistema de acceso a la
información pública y el hábito de las dependencias de incumplir con la
normativa de transparencia parecen cuestiones secundarias para la agrupación: lo
que importa es tener dinero para fiscalizar al ejercicio público, total, con
sus relaciones en el gobierno y su capacidad de presión pueden obtener
cualquier dato necesario.
Esto se encuentra muy lejos
de ser un ejercicio que fomente la democracia, que promueva la educación cívica
y el empoderamiento de los ciudadanos.
¿Qué ha fiscalizado hasta
ahora Cómo Vamos Colima?
Aún no queda claro si lo que
este observatorio evalúa son políticas públicas o el ejercicio financiero de los
gobiernos. Los informes que han hecho públicos con protocolos como de informe
de gobierno (donde en el escenario no está la sociedad sino los políticos) son
útiles pero simples. Los diagnósticos que Cómo Vamos ha presentado de manera
periódica no requieren mayores habilidades que las que cualquier estudiante de licenciatura
desarrolla.
Hasta el momento no han puesto sobre la mesa algún indicador o
análisis disruptivo e innovador, y de hecho hay disfunciones básicas de la
administración pública que pasan por alto, por ejemplo el hecho de que en el
presupuesto de egresos del gobierno del Estado uno de los rubros que más
incrementó el gasto fue el de “otros”.
Postludio
Cuando Cómo Vamos Colima
apareció en el espacio público alzó una de las banderas más potentes: luchar
contra la opacidad de la administración pública y la corrupción. Pero después
de año y medio la organización entró en un espiral descendente de credibilidad
debido a su obsesión por que los diputados den trámite a su capricho
financiero.
Así, una prometedora
organización cívica se convirtió en un particular grupo de presión al que le ha
costado renovar las estructuras corporativas, pues se topó con la pluralidad de
intereses y la vigilancia de un sector social al que paradójicamente apela.
[1] Asociación
de Mujeres Empresarias del Estado de Colima, A.C. AMEEC
Asociación Internacional de Mentefactura, Software e
Internet, A.C. AIMSI
Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios,
A.C. - Colima AMPI COLIMA
Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción
Delegación - Colima. CMIC COLIMA
Cámara Nacional de Comercio Servicios y Turismo de
Colima. CANACO COLIMA
Cámara Nacional de la Industria De Desarrollo y
Promoción de Vivienda. CANADEVI
Cámara Nacional de la Industria de Transformación de
Colima. CANACINTRA
Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y
Alimentos Condimentados de Colima CANIRAC
Centro Empresarial de Colima, S.P. - COPARMEX COLIMA
Centro Empresarial de Manzanillo, S.P. - COPARMEX
MANZANILLO
Colegio de Contadores Públicos de Colima A.C.
Colonos del Parque Industrial de Colima, A.C.
Federación de Escuelas Particulares del Estado de
Colima, A.C.
Instituciones Particulares de Educación Asociadas,
A.C.
Moto Clubes Unidos de Colima.
Organización Colimense de Empresarios Gasolineros de
Colima. OCEGAS COLIMA
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