¡Todos contra el poder! noche de reencuentros con el Último Andador



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Salvador Ochoa
Entre mezclas de Reggae y bits electrónicos que nacían del torna-mesas y la computadora de Diego Resh, el ambiente  de fiesta y reencuentros se preparaba para poner a bailar a adultos, jóvenes y adolescentes que se convocaron para escuchar al Último Andador, que con la expectativa de su reencuentro casi construyó un mito.
Al tiempo que la puerta de la entrada se abarrotaba para entrar, negociar descuentos o salir a comprar cervezas, la chispa del Slam prendió bajo el rock surf de En Esta Esquina, uno de los grupos jóvenes más consolidados en la escena colimota.
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Salvador Ochoa
Para alguno de los rockeros no tan jóvenes resultó sorpresiva la aparición de una nueva forma de baile, el mosh pit, que a diferencia del Slam, va más allá de los brincos y empujones permitiendo soltar golpes al ritmo de la música. Los caracoles, las distorsiones y el metal de Mexican Chakalosa Mafia pusieron la fuerza y el debate en el evento.
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Salvador Ochoa
Mientras unos bailaban, otros permanecían parados o sentados platicando, tomando cerveza o fumando un porro. Otros entraban y salían, y algunos más yacían tirados en las partes más alejadas del local, pues el cuerpo no soportó más excesos.
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Salvador Ochoa
Pero este ambiente diverso parecía no incomodar a nadie, cada quien en su mundo dice Manuel, quien a sus 19 años por primera vez escuchará en vivo al los del Último, aunque ya conoce su música, sus canciones y su mística.
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Salvador Ochoa
Pasadas las doce de la noche El Último Andador se montó en el escenario y arrancó con el tema Skankin, encendiendo ánimos que pusieron a bailar a todos dentro y fuera de la pista. El siguiente tema fue Luchando, con la aclaración de Benoms del carácter cien por ciento antifascista del concierto.
Benom-El Último Andador
Alejandro González
Y es que si algo marca la identidad de esta banda de Ska, es un discurso que no niega lo político, y al contrario, lo reivindica como parte de su razón de ser en las calles y los escenarios.
Pese al abucheo de muchos, Arturo y el Benoms no desaprovecharon la oportunidad al micrófono para dejar en claro las postura del Último Andador: involucrarse, crear, relacionarse con los otros de manera directa, porque dicen, las relaciones aquí en corto hacen la diferencia, “los invitamos a relacionarse horizontalmente con la banda y a la verga todo los demás, hay que mantenernos críticos”.
Provocando adhesiones y rechazos, el Último levantó polémica y polvo, por lo que muchos llevaban pañuelo en la boca a la hora de brincar y empujar al ritmo de la música.
Abril-Rosa Gloria Chagoyán
Alejandro González
Con temas como Shango, Cañones del Navarrón, Nakos Flacos o Sin Miedo en la Sonrisa, el Último Andador demostró a chicos y grandes que la calidad no está peleada con lo popular, y  tampoco con la masividad, pues la fuerza de convocatoria superó los 500 asistentes.
¿Qué sigue para esta banda que experimentó un reencuentro? Aunque el público espera repetir estas catarsis sonoras no están seguros, pero es un hecho de que hay una masa de jóvenes reencontrándose, reconociendo épocas y  formas en un mismo deseo de ser diferentes, y quizás, de cambiar el mundo, o al menos, de manifestarse, bailando con la consiga ¡todos contra el poder!

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