Del golpe al SUTUC, las lógicas de combate en la Universidad


Publicado en Colima 3.0
Después de una tibia estrategia de defensa y delimitación de los intereses de los trabajadores agremiados en el SUTUC, el aparato oficial fue cerrando filas paso a paso, dando anuncios de un golpe que logró asestar al quitar a Leonardo Gutiérrez de la dirigencia del sindicato universitario para poner un dirigente a modo, o al menos, uno que permita quitar el dedo de una llaga de más de 400 millones de pesos desaparecidos en la galaxia de corrupción de un grupo que utiliza la Ucol como caja chica de prerrogativas económicas y políticas fielmente custodiada para las élites.
El anuncio fue de largo aliento, primero fue la avanzada de la FEC, después, se cerraron filas a través de quienes se identificaron como ex afiliados a esta organización, y posteriormente vino la unión de los ex-rectores. Fueron al menos tres meses de alertas para la parte sindical, ¿cómo se preparó el SUTUC para la inminente ofensiva?
Hay que poner atención en los discursos, pues mientras el sindicato se la pasó dando martillazos al tema de los fondos para el retiro, así como a la falta de cumplimiento y de voluntad de la autoridad, esta por su parte siempre evadió el tema y recurría a cosas tan universales como la comunidad universitaria, la unidad, la tranquilidad, el trabajo conjunto...
Los líderes de la parte oficial tejieron un discurso tan amplio que abrieron muchas posibilidades para moverse, para atacar y para ocultar el problema real. El SUTUC no logró salir de la celda gremial.
Los métodos de protesta y organización son tema aparte pero bien vale la pena apuntar cómo parece que en Colima estamos en pañales. La toma del edificio era inmimente después de la presentación del nuevo dirigente, el grupo de Leonardo jamás realizó un acto masivo para marcar su territorio, bien pudieron hacer un plantón permanente previniendo el hecho, incluso, sacar toda la papelería para dejar el edificio en blanco cuando llegaran por él.
Claro que subrayar esto no tendría sentido en otro contexto, en un por ejemplo, donde una gran parte de la comunidad trabajadora, universitaria o ciudadana tuviera una cultura política de definiciones y apoyo, una conciencia amplia de los grupos de poder que controlan instituciones y definen políticas, y por ende, como participar en cambiar esas fuerzas.
Pero no es así, en Colima persiste una cultura del silencio y la inmovilidad, de la gestión individual de la incertidumbre y no de la agrupación colectiva para cambiar las coordenadas donde se construye el futuro. Entonces, a la batalla política precede la construcción de una fuerte base de apoyo.
El control de la Universidad de Colima y sus apéndices (la FEC, el SUTUC, la FEUC), forman una de las piezas fundamentales del actual sistema político colimense, pero ello no significa fortaleza automática, y de hecho, son dispositivos de control en crisis, de otra forma no tendrían que recurrir al autoritarismo, el control casi personal de los movimientos al interior de la comunidad universitaria, así como el uso de faccioso de los medios de comunicación y el cierre de filas entre grupos políticos que tienen diferencias.
Hay sin embargo, una comunidad universitaria riquísima en ideas, talentos y voluntades; formada por profesores, investigadores, estudiantes, administrativos... pero el conjunto de la sociedad también está interesada en una universidad pública que capta sus impuestos, que le ofrece conocimiento, educación, cultura y tecnología para resolver sus grandes problemas y construir la comunidad futura.
Quizás a muchos de ellos no les afecta directamente el desfalco que un grupo de políticos ambiciosos ha hecho de los fondos para el retiro de los trabajadores, al menos no mientras esto no sea parte de un mismo cuadro donde las cuotas de inscripción son elevadísimas, donde hay facultades en las que no se puede asistir en short y sandalias, donde los altos funcionarios tienen salarios onerosos, donde como estudiante no tienes más opción que afiliarte ideológicamente a la FEC si quieres tener incidencia en los asuntos comunes.
Un mismo cuadro donde abierta y cínicamente se ejerce el autoritarismo para defender los privilegios de unos pocos, utilizando algo tan importante como una universidad pública.
El último movimiento crítico que levantó banderas tan amplias en el seno de la UCOL fue el Movimiento Estudiantil Disidente, que fue más allá del repudio a la FEC y demandó democracia para todos, logrando convocar estudiantes con una diversidad de ideologías y miradas.
Sin embargo le pasó como al SUTUC, en un momento se encasilló en una batalla directa contra la candidatura electoral del entonces rector Miguel Angel Aguayo.
La máquina es muy grande como para darle de golpes a un solo polo.

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