El día de hoy inician los foros
convocados por el poder legislativo en torno a lo que denominan “reforma
política”, la cual en realidad, es más una serie de ajustes a la normativa del
sistema electoral, pues se restringe a adecuar cuestiones como la asignación de
representaciones por la vía plurinominal a diputados y regidores, el registro y
la conservación de partidos políticos, el periodo de administraciones
municipales así como los mecanismos de constitución de las autoridades electorales.
No hay duda de que es necesario
reformar el sistema político, hoy existe una sociedad civil que tiene la
capacidad de incidir en la vida pública pero no cuenta con los mecanismos que
vuelvan efectiva su potencialidad y esfuerzos, sobre todo porque los canales de
representación entre ciudadano y partido, entre ciudadano y representante están
corroídos.
Algunos partidos apenas han
tocado tímidamente cuestiones como la revocación de mandato y temas como el
presupuesto participativo. Redefinir las formas de elección de las autoridades
municipales o el ingreso de agrupaciones de la sociedad civil al debate
legislativo ni siquiera aparecen en el discurso.
¿sería posible pensar en la
elección de regidores y síndicos para tener cabildos más plurales y
democráticos?
¿será posible que los ciudadanos
cuenten con mecanismos legales para asegurar la rendición de cuentas, la
transparencia y la participación?
¿algún día podríamos imaginarnos
como otros estados o países donde los gobiernos destinan partidas
presupuestarias para que los ciudadanos construyan sus propios proyectos de
política pública?
La tendencia parece clara, no
modificar un ápice los principios de representación y participación, el
conjunto de propuestas parecen encaminarse al cierre del sistema político a
través de la disminución de la representación de minorías, activar la
posibilidad de reelecciones y ampliar el periodo de administraciones municipales,
todo lo cual volverá más fácil la perpetuación de las actuales élites en el
poder político.
Como ha sucedido en esta y otras
legislaturas, la agenda oficial se impondrá con matices, el PRD quedará rezagado
a una voz disidente, el PVEM negociará con el PRI-PANAL, y el PAN se sumará a
una reforma afín a su visión conservadora. Si en este cuadro entrara MORENA,
seguramente su presencia no podrá ir más allá del impacto mediático.
Esta reforma parece estar pensada
en función de la conservación de poder en manos de la élite política en vistas
de la futura elección y no de un análisis profundo del estado actual de la vida
sociopolítica del estado de Colima, el cual, parece sumarse a una tendencia
nacional de descomposición y diálogo de sordos.
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