En un muro de Facebook pertinentemente alguien cuestionó el por qué se
puso una manta con la leyenda “Congreso Popular”, específicamente preguntando
qué entendían los manifestantes por la categoría pueblo.
Me permito contestar incipientemente esta cuestión. El pueblo es una
categoría ambigua, casi siempre de uso político y que remite a una doble
entrada, aquellos que son base del orden a la vez que se encuentran excluidos
de su formación. El pueblo es la parte que sobra, la parte que no tiene parte y
cuando irrumpe, desestabiliza la dinámica de dominación. En este sentido no es
tan errado el uso del concepto "popular" pues precisamente la toma fue empujada
por un grupo opositor y excluido del debate político sobre el tema que
demandaban.
UNA TOMA ¿PARA QUÉ?
En diciembre pasado, un grupo de
ciudadanos -la mayoría militantes de MORENA- tomaron la tribuna del Congreso
del Estado para manifestar su rechazo frente a la aprobación de la reforma
energética, este escenario fue rico en aprendizajes pues lo que sobraron son preguntas.
Para aquellas fechas el proceso
legislativo ya estaba cumplido, las reformas constitucionales se habían
aprobado en el Congreso de la Unión y en el número de entidades federativas
necesarias. En ese sentido la pregunta que rondaba era, ¿si la reforma ya se
aprobó qué hacemos aquí?
La convocatoria fue intempestiva,
con poca planeación aunque acarreando días de discusión sobre qué hacer. Al
parecer a alguien se le ocurrió de pronto organizar la toma y todos estuvimos
prestos para sumarnos. A las 11 de la mañana alrededor de 40 personas tomaron
tribuna y el presidente de MORENA entregó una carta a dos legisladores.
Durante el día no hubo mayor
problema, las actividades administrativas en el congreso continuaban su curso
normal aunque con medidas de seguridad incrementadas, al parecer las
autoridades optaron por dejar a los manifestantes realizar su acto de ocupación
pues no hubo indicios de desalojo.
A las tres de la tarde se avisó
que cerrarían las puertas, los ánimos se crisparon y los manifestantes
impidieron que se cerrara el acceso principal colocando una mesa y un par de
macetas a modo de obstáculos. Las autoridades optaron por retirarse.
¿Qué hacer con un recinto
legislativo solo y en posesión de una decena de manifestantes? ¿nos vamos a
quedar ahí platicando? ¿vamos a convocar a la sociedad? ¿a qué demandas
ofrecemos sumar fuerza? ¿para qué tomamos esta sede simbólica del poder del
pueblo?
Creo que nadie sabía realmente
qué alcance podría tener esta acción ni qué postura unitaria teníamos. Por lo
regular, cuando un grupo toma una sede pública lo hace con una demanda concreta
bajo el brazo y de ahí es que negocia para entregar los espacios tomados. El
presidente de MORENA había declarado que se pedía la realización de foros y
debates, más nunca aclaró si con esa consigna cumplida el congreso se
entregaría, de hecho no sé si el conjunto de quienes estuvimos en la toma
teníamos clara esa postura.
No había claridad de objetivos ni
estrategia definida, aquí había más inercia y necesidad de hacer material y
visible un compromiso político. Algunos publicaban en sus muros de Facebook
invitaciones a la toma con frases como “si quieres hacer algo por México esta
es tu oportunidad”, ¿Cómo iban a cambiar a México 30 personas “tomando” la sede
del poder legislativo de un estado con casi 700mil habitantes?
De pronto surgió la idea de
realizar una función de películas, inmediatamente se realizó un evento en
Facebook donde se anunciaba que el congreso de convertía en sala de cine, se
proyectaría la película “Gimme the power”, 23 personas dijeron que asistirían y
apenas llegaron dos.
Con un automóvil y un equipo de
sonido se recorrieron cuadras a la redonda informando a la gente de lo que
estaba sucediendo e invitándola a asistir. No llegó nadie.
Pero en la prensa y las redes de
comunicación digital la cosa era diferente, el éxito mediático de la toma fue
contundente, la noticia fue viral, se conoció en periódicos nacionales como El
Universal, La Jornada, Revolución 3.0, en los muros de Facebook de páginas que
fungen como espacios de agitación y propaganda la acción fue harto publicada y
replicada: los gastos pendejos, la resistencia, quinto poder, acción directa
prensa libre, entre otras.
En lo local, la noticia publicada
en colimanoticias rebasó los 1200 “likes”, pero esos miles de pulgares jamás se
hicieron presentes.
De forma general y a nivel
nacional esta acción fue tildada de heroica, aunque en lo corto pareció algo
limitado, lo que podemos leer a través de la escasa convocatoria de
participación de la sociedad civil, esa que parece que no se convoca con nada.
La noche cayó y de 40 personas
apenas quedaban 15, sin embargo iniciando la madrugada el número subió a unas
30. Adentro y afuera del recinto podían observarse grupos de distintas personas
platicando, de ideologías, de proyectos, de métodos de acción, del
neoliberalismo… Una pantalla comenzó a proyectar un documental sobre la crisis
política argentina del año 2000.
En ese instante arribó un grupo
de fuerzas de seguridad vestidos de civil y sin identificación que, acompañados
del oficial mayor, ingresaron al congreso entre la mirada de alerta de los
manifestantes. Inmediatamente se apagó el proyector, comenzaron las llamadas a
derechos humanos, a medios de comunicación, a publicar en internet llamados de
auxilio ante lo que se anunciaba como represión.
Alguien me había comentado que se
informó sin previa discusión que si la policía llegaba nos retiraríamos para
evitar el confrontamiento, inmediatamente me pregunté entonces para que
estuvimos ahí toda la tarde y nos disponíamos a dormir, que mejor hubiéramos planeado
una retirada de impacto. Pero nadie se movió.
En la mayoría la actitud era de
alerta y a la defensiva, un aire de paranoia amenazaba con instalarse, decían
que había patrullas rodeándonos a cuadras a la redonda, que a lo lejos venía un
grupo de golpeadores, que teníamos que retirarnos inmediatamente. Nunca se
planificó este escenario, había visiones distintas sobre cómo actúa el estado
en estos casos y cómo podríamos responder. Un grupo se retiró por cuenta propia
y otros nos quedamos a ver qué sucedería.
Pude observar un par de
compañeros que platicaban con dos policías, les hablaban sobre el petróleo, los
recursos nacionales, la soberanía y las atribuciones del estado, les ofrecieron
café y pozole.
En corto platiqué con un agente
del C4, no sé si por estrategia o por sinceridad me contó que las reformas de
Peña Nieto nos estaban dando en la madre, pero que no se puede hacer nada, que
todo está viciado, que todos se venden, que él mejor hace su trabajo y ayuda a
la sociedad, de hecho me confesó que él no quería estar ahí, que prefería irse
a descansar. Por la mañana estaba sentado entre el público en el recinto
legislativo junto con una masa de priistas.
Al final no nos reprimieron ni
desalojaron nada, parece que fue una acción de protocolo para registrar si el
edificio tenía daños y para identificar a los que estábamos pernoctando ahí. En
ese momento nos enteramos de que los diputados sesionarían en una sala alterna
al pleno. La autoridad optó por evitar el choque, nos cedieron la tribuna.
POR LA MAÑANA, EL CIRCO
Por la mañana me enteré que
Martín Flores había declarado en la radio que los manifestantes dañaron las
cámaras de las instalaciones y que no sabían en qué estado se encontraba el
congreso, típica artimaña oficial para criminalizar la protesta a base de
mentiras.
Al llegar al recinto –pues dormí
en mi casa un par de horas- la prensa ya estaba instalándose y en la tribuna
había alrededor de 15 personas, muchas de ellas que ni siquiera se pararon
durante la tarde y la noche anterior.
A la entrada saludé un par de
conocidos priistas que ocupaban las sillas del público en grupo, aparentemente
liderados por Francisco Anzar, el dirigente del PRI estatal. Me pregunté qué
hacían ahí pero no lo tomé mucha importancia, días después un conocido me explicaría
que es una técnica antiquísima utilizada en el estado para amedrentar las voces
disidentes, técnica utilizada por lo regular en las sesiones donde el congreso
discute la cuenta pública del gobierno estatal.
Con música de fondo que los trabajadores
del congreso pusieron, quienes estaban apostados en la tribuna comenzaron a
hablar utilizando su propio equipo de sonido, para ese entonces ya eran alrededor
de veinte personas. Al tercer o cuarto discurso decidí salir porque me aburrí,
esto parecía más un ejercicio de desfogue que un acto de agitación o
convencimiento, de hecho la gran mayoría del público que los escuchaba era del
PRI.
Apenas en las puertas del recinto
estaba una decena de perredistas también con su propio equipo de sonido y dos
lonas gigantes con las fotos de los diputados federales y senadores que
aprobaron la reforma energética. Leyeron un manifiesto en contra y saludaron la
iniciativa de MORENA aunque calificándola de insuficiente.
Sin cruzar miradas o palabras con
los manifestantes de adentro, los diputados del PRD y su dirigente se retiraron
a la sala donde los legisladores locales sesionaban.
Adentro seguían los discursos,
todos los que estaban en la tribuna tomaban el micrófono para hablar, todos
invitando (¿a quién?) a luchar, todos dando su diagnóstico del país, había oradores
muy buenos, otros de plano no interesaban ni movían.
Más de una hora de discursos
fueron emitidos frente a un público que en su mayoría eran funcionarios de
gobierno y militantes del PRI.
Cuando los que protestaban
pasaron lista a los diputados que aprobaron la reforma comenzó el circo, cada
vez que mencionaban el nombre de un priista el público aplaudía, y del lado
contrario se escuchaba en coro el mexicanísimo “que chingue a su madre”, una
señora gritó que si esas personas pensaban gobernarnos (esta señora se asume
como eterna gobernada) no podía esperarnos mucho por su falta de finura, le
regresaron un chinga tu madre personalizado y casi se armaron los golpes. El congreso
se convirtió en un circo protagonizado por ambos bandos, aunque en uno había
valentía y en el otro bajeza.
Me resultó curioso un intento de
negociación entre el profesor Ante Villalobos (MORENA) y Francisco Anzar (PRI).
Ante le dijo que la música encendida era una provocación y le exigía que la
apagaran, Anzar le contestó que él se encargaba de apagarla personalmente si
dejaban la tribuna, Ante bajó la guardia y dijo que él no podía decidir eso
pero que exigía detuvieran la provocación musical, Anzar sonrió y le dijo: yo
lo veo.
¿El presidente del PRI estatal es
el dueño del Congreso del Estado? ¿Qué autoridad tiene para ofrecerse a apagar
personalmente la música y negociar el desalojo de la tribuna?
Después del zafarrancho volví a
salir pues a un costado de la sede legislativa estaban unos 200 productores y
campesinos de Tecomán que venían a exigir ser escuchados, desde hace tiempo
solo reciben largas del gobierno, el campo tiene un problema serio que los está
empujando a una crisis y decidieron presionar buscando la interlocución con el
poder legislativo. Cuando MORENA desalojó el congreso, ellos entraron.
MORENA, PRD, Limoneros, todos
conviviendo en un mismo espacio, enfrentando un mismo enemigo y cada quien con
su propia demanda, con su propia postura, con su propio equipo de sonido. Falta
de acuerdo entre líderes o falta de reconocimiento entre bases.
¿Dónde está la política?
Hacer un balance de este tipo de
episodios no es fácil, sobre todo en un grupo intermitente de activistas y
militantes que tenemos visiones diversas sobre lo social y lo político, y por
ende no hay un proyecto que cohesione y dirija. Pero precisamente esto es lo
interesante, que a pesar de esta gran falencia, este evento ha funcionado
nuevamente como potenciador de espacios de encuentro, de intercambio de ideas,
de reconocimiento de los otros, de experiencia y preparación.
En lo personal, todo el asunto de
la reforma energética vino a derramar el vaso de la decepción, tenía un par de
días tirado en la cama deprimido y estar en la toma me distrajo, me recordó que
a pesar de todo hay gente que quiere ocupar parte de su mente, tiempo y fuerzas
en construir una posibilidad.
Desde mi visión, creo que a pesar
de que acarreamos más de un año de encuentros intermitentes en la acción
directa, faltan espacios para reflexionar y poner problemas y cuestiones en
común, seguimos moviéndonos por coyunturas y la única fuerza política que está
construyendo estructura y delineando dirección es MORENA, y sin movimiento
social este partido terminará absorbido por verticalismos y burocracias.
Ya se pueden notar identidades (o
identificaciones) de ciertos grupos, que abrazan cierto imaginario y que
habilitan ciertas formas de organización y acción mientras cierran otras. Aun
seguimos congeniando pero seguimos arrastrados por las coyunturas, falta
impulsar las propias, como lo hace Bios Iguana.
Hay inercias culturales que
parece se nos imponen, la búsqueda de reflectores, el choque de egos, el
autoritarismo, la pereza, la simulación del asamblearismo. Es un coctel
peligroso.
El presidente del PRI lo dijo, el
sentido de la política es comunicar, debatir, escuchar y llegar a acuerdos,
pero no por ello vamos a abrazar un pragmatismo que se confunde con lo cínico,
ni adoptar el principio desmovilizador de la política como arte de lo posible,
al contrario, la lucha es por abrir las condiciones de lo imposible, y aquí se
divide el espectro.
Cuando la prensa le pregunto a Anzar
el por qué no hacer foros de debate, se limitó a decir que porque así lo habían
decidido los legisladores, evocando una representación delegada, cristalizando
la autoridad política como incuestionable y con autonomía sobre los ciudadanos.
Por eso tomamos el congreso, no
para hacerlo rehén de un grupo, sino para exigir que sea liberado de sus
actuales amarras.
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