A raíz de mi última publicación
en este blog (donde doy algunos puntos de vista sobre los jóvenes líderes políticos
de MORENA y Movimiento Ciudadano en Colima) he recibido algunos comentarios y
críticas, primero por el exceso de atribuirles a estos dos personajes un nuevo
aire para la política colimense, y segundo, por la comparación a raja tabla.
He de aceptar ambas falencias, la
primera que viene de cierta tendencia personal a idealizar en las irrupciones
generacionales capacidades de cambio que corresponden al conjunto de la
sociedad y no a un sector etario en particular, y respecto a la comparativa,
ciertamente poner a Parra y Alexander en un mismo escenario es una grave
simplificación de atributos.
Sin embargo sostengo mi principal
tesis, ambos cuadros son muestra de una oxigenación que avisa con llegar a
nuestro sistema político si es que estos personajes y sus equipos de trabajo continúan
en su postura de renovar formas de hacer política. Ambos han pasado por
procesos (radicales o formales) de enfrentamiento a un sistema de poder que
excluye y silencia a los incómodos, y si esto no se les olvida podemos esperar
tendencias de mayor crítica y apertura que el grueso de la clase política
actualmente no tiene.
Pero claro que esto depende de
ellos, de sus cuadros y claro, de la participación y la capacidad de control
que puedan ejercer eventuales alianzas con individuos y agrupaciones.
¿Esto puede ser una válvula de
escape para el malestar social acumulado? Claro que sí, lamentablemente para
aquellos que sueñan con una sociedad en llamas preparándose para la transición
al nuevo mundo, estos espacios de aparente recomposición pueden ayudar a contener
episodios de explosión y efervescencia contundentes
El mítico grupo universidad
surgió de un episodio de conflicto y enfrentamientos que mayormente se dieron en el ámbito
estudiantil hacia los años setenta, ahí emergió una sui géneris camada de
perfiles y proyectos políticos que fueron tomando rumbos distintos por
ideología, interés particular o tendencias a metodologías de acción diversas.
El hecho de que la FEC, la Universidad y el PRI hayan sido nodos de poder que
se tejieron para perpetuar la ambición de unos cuantos tiene explicaciones más
profundas que el simple discurso de “la política es así”.
A diferencia de aquellos años,
hoy contamos con la frescura de la memoria y el acceso a dispositivos de
documentación que nos permiten acercarnos al contexto donde Parra y Alexander
comenzaron a ganar reflectores y hacerse de alianzas, y ciertamente sus
trayectorias son muy diferentes.
Baste aquí señalar el carácter opositor
de ExE respecto a los grupos de poder de la Federación de Estudiantes y sus
relaciones con grupos de poder dentro del mismo PRI y actores políticos que sin
desafiar al sistema, se presentan como críticos; por su parte el MED se declara
disidente y trascendente respecto a la “política de los partidos”, aunque su
último tramo de lucha se concentró en enfrentarlos en su mismo terreno. Una
pista más, ExE pudiera caracterizarse de forma vulgar como un impulso de
cuadros ilustrados mientras MED tendía a las multitudes politizadas.
Lo interesante es que esa gran efervescencia
estudiantil que condicionó la constitución de ExE y MED parece haber quedado en
el recuerdo de quienes participaron directamente enfrentando a los poderes
estudiantiles y universitarios, pues la mayoría ha salido de la escena pública,
de la acción organizada y la búsqueda de participación directa en la
construcción de lo político.
Las denuncias de corrupción y
autoritarismo en la Universidad, la educación gratuita y al servicio de la
sociedad, son demandas que quedaron sepultadas, el movimiento estudiantil no
fue capaz de generar cuadros, de darle largo aliento a una lucha que se vio
asaltada por la coyuntura electoral.
Pero la coyuntura condicionó la
posibilidad de que se formaran liderazgos, que se encontraran visiones que hoy
se organizan para insertarse en los hilos de la disputa por el poder, y si
corren el riesgo de atraparse no será tanto por inercia de fuerzas naturales o
ambición personal, sino por el repliegue de los cientos de potencias
individuales que alguna vez superaron la modorra y decidieron tomar parte de la
dirección de proyectos de transformación.
No creo que las sociedades tengan
leyes cíclicas naturales pues eso desterraría la capacidad de agencia que
tenemos como humanos pensantes y actuantes, pero al juzgar por la experiencia,
hoy nos paramos frente a un interesante momento de recomposiciones de las
relaciones de poder al menos en nuestro estado, lo que abre un espacio interesante donde experiencias como
la de MORENA o M.C., son apenas un pivote.
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