Podremos ser tan críticos y
precavidos que creyendo caminar a la verdad contribuimos a otro tipo de
ceguera. Navidad, Año Nuevo, etc., no son instrumentos de dominio, no son invasión
cultural, no son invención tonta, forman parte de rituales no conscientes de
nuestra sociedad y tienen una utilidad, una función. Que se tergiverse es
asunto de tratamiento diferente al desprecio.
Pensando en el rito, traigo a
colación tres miradas que considero, son ejemplo de cómo en nuestros tiempos
los tradicionales rituales han sido rebasados y anuncian obsolescencia, pero a
pesar de ello, siguen funcionando y se reinventan, se vuelven a intentar ya sea a falta de creatividad o a falta de condiciones.
1.- Navidad con Federico
En una breve temporada donde
aunque en nuestra tierra hace calor, sentimos clima de invierno, y entonces nos
parecemos al mundo que reflexiona, ama y celebra entre pinos y copos de nieve.
Hace un par de años al presidente municipal de Colima se le ocurrió poner una
pista de patinaje de hielo, como creyéndose Marcelo Ebrard, como queriendo sentirse
administrador de una megalópolis con ciudadanos cosmopolitas. Año tras año esta
pista dejó deudas.
El ahora presidente municipal ha
impulsado una celebración más sensata, que igual es un gasto económico
importante pero al menos parece cumplir otras funciones. En los dos jardines
principales del centro se instalan escenarios donde durante una semana se
presentan artistas locales de diverso tipo y diversa edad, ellos tienen
escenario y la gente tiene entretenimiento. Este festival se extiende a
colonias y barrios donde probablemente cumpla una función de cohesión y
reconstrucción comunitaria.
De esto me entero porque esperando la aparición del circo
Dragón, el presidente Federico Rangel, dio el mensaje de clausura de este
festival. El ritual tradicional donde el escenario es coptado por una plana de
políticos que creen ser parte de un acto republicano mientras el pueblo está
impaciente porque terminen sus discursos.
Pero a diferencia de otras
ocasiones, el único discurso fue el de Federico, quien parecía aplicar una serie de técnicas norteamericanas para
desenvolverse en escenarios públicos: se mueve por todo el escenario, cambia el
micrófono de mano y mientras presenta a la comitiva política que lo acompaña
utiliza el cuerpo para señalarlos pero sin dejar de ser figura central en el
reflector. En el escenario lo acompañan sus hijos, quienes son presentados en
sociedad como si este acto político se anclara en una cultura de hace siglos.
¿Técnicas de proyección? ¿Ritual
preparativo? ¿mantras de fortaleza?
2.- Informe de Gobierno
Muchos analistas y opinólogos
aplaudieron hace algunos años, las modificaciones constitucionales que quitaron
la obligación mediante la que el presidente de la república tenía que asistir
al poder legislativo a rendir un informe público de su gobierno, donde también
estaba a disposición de ser interpelado por los posicionamientos de cada
partido político.
Se decía que el informe de
gobierno en realidad era el día del presidente, del culto al caudillo, y esto
es cierto pero no tanto por el mandato constitucional, sino por las prácticas
de pleitesía de las que parece ningún bloque de poder puede prescindir. Muestra
de ello es que el día del presidente no terminó y de hecho se fortaleció, pues
lo que era antes un acto republicano donde el ejecutivo rendía cuentas frente
al pueblo, ahora se convirtió en un trámite donde el informe se manda por
escrito y en acto aparte, el gobierno organiza el escenario ideal para los
aplausos y los discursos de elogio.
En Colima, el gobierno de Mario
Anguiano se apoderó del primer cuadro del centro histórico para blindarlo de
militares y policías, estableciendo un cerco alrededor del Teatro Hidalgo,
escenario donde el mandatario estatal rendiría su cuarto informe de gobierno
ante un público selecto. Pasamos del congreso al teatro.
El mismo día, el recinto del
Congreso del Estado estuvo tomado 24 horas por un grupo opositor que demandaba
la exclusión de sus voces en el tema de la reforma energética. El líder de los
diputados del PRI dejó en claro que no habría debate público y las
modificaciones constitucionales serían votadas, así que los diputados y
diputadas tuvieron que sesionar en una sede alterna. En las puertas del recinto
legislativo el PRD realizó un posicionamiento público para protestar por el
mismo tema con una hilera de apenas 10 militantes, mostrando una dirigencia
vetusta y una movilización muy pobre. Uno metros adelante llegaban desde
Tecomán más de 200 productores de limón a reunirse con los diputados para
exigir el cumplimiento de una serie de demandas que dicen, no han sido
atendidas por el gobierno del estado, el que según ellos no los escucha e
incluso los intenta desestabilizar.
Adentro, en el Teatro, las únicas
cámaras permitidas fueron las del canal 11 bajo el argumento de que ellos
difundirían a todos los medios el material. Alguien alcanzó a grabar unos
minutos del discurso del representante del PRD y el video circula de forma
viral por redes virtuales: “¿de qué se ríe, señor gobernador?... quizá se ríe porque su gente puede gozar los
lujos del poder, pero los hijos de otros tienen mirada triste…”
Con un congreso tomado, con
trabajadores del campo llamándolo indolente, con un cerco militar y mediático,
este estuvo lejos de ser el día del Gobernador, pero también, lejos de ser el
acto del pueblo empoderado.
3.- Un nuevo partido
MORENA se dice
partido-movimiento, lo que de entrada marca de manera discursiva una separación
de lo que es un partido “tradicional”, aunque planteándose participar en la
contienda electoral, absorbiendo en sus filas personajes antiquísimos de la
política mexicana y conservando compromisos con personalidades de compromiso
ideológico dudoso, bien podemos preguntarnos qué novedad representa este
instituto en términos de práctica política organizada.
La asamblea que realizarían 3mil
afiliados de este partido para cumplir requisitos legales carecía de protocolos
para medios de comunicación, así que
unos del IFE me colaron entre la fila. Cuando entré al casino por una puerta
distinta a la de los asambleístas, el secretario nacional de organización me
sacó casi a empujones, y a pesar de que le dije que era prensa él me mandó a
afiliarme y formarme.
Los camiones llegaban de distintas
partes, los de municipios de fuera venían llenos mientras los de la zona
conurbada lucían faltos de ocupantes, la mitad de los asistentes a este evento
fueron de Tecomán.
La meta no se cumplió, faltaron
800 personas para llenar la asamblea, en ratos se escuchaba la canción de
MORENA resonando en el palenque de la feria, lugar donde al centro se dispuso
de un escenario típico, con la presencia de personalidades que a nivel nacional
tienen peso en este partido, muchas de las cuales enfocaron sus fuerzas en
lograr este evento en Colima, para posiblemente después replegarse nuevamente
al olimpo nacional. El presidente de este partido invita a todos a volver para la próxima fecha
con una persona más y renovar su credencial de elector, después critica al
sistema político, dice que para el IFE ellos son sólo un número pero que en
este partido se hacen valer por otras cosas.
La gente levanta la mano para
votar como por inercia, el debate no se abre, más que asambleístas hay público.
Afuera un anciano está perdido, no encuentra su camión para regresar a casa,
pide ayuda a los que van pasando por que al parecer también fue olvidado por
los organizadores…
Dos días después los cuadros
dirigentes de MORENA tomaron el congreso y agitaron el escenario político local
y nacional, marcando y rompiendo un escenario anunciado de derrotismo.
A propuesta de síntesis: Los rituales políticos más
típicos de la modernidad están en quiebre. Federico los rebasa con técnicas de
animador en el escenario, Mario Anguiano imponiendo la fuerza del Estado,
MORENA con una disidencia atrapada en oposición.
Así como la navidad, estos rituales no son perversos por sí mismos, aunque probablemente hayan perdido utilidad y fuerza en un tiempo donde una nueva forma social parece emerger, pero esta no ha logrado desarrollar sus ritos, y es dudoso que pueda sobrevivir sin ellos.
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