RELATO UNO
En fechas recientes la opinión
pública se ha polarizado y casi establecido un escenario de obligadas posturas
en torno a la serie de reformas políticas, legales y administrativas que el
gobierno de Peña Nieto promueve como parte de su agenda de gobierno. Marchas,
propaganda, debates en Facebook, en las calles, en universidades, monólogos en
televisión… lo político aparece en su antagonismo aunque no necesariamente
desprendido de conciencias de clase organizadas, sino de identificaciones
contrapuestas: los buenos contra los malos, los revolucionarios contra los
reaccionarios, los inteligentes contra los borregos, los trabajadores contra los mantenidos.
En Colima durante esta semana
podríamos ver a los dos polos en las calles promoviendo su causa o su
identidad, MORENA realizaría una caravana y un toquín para manifestar su
rechazo a la reforma energética de Peña Nieto mientras el Priismo colimense saldría a
las calles para manifestar su apoyo a la iniciativa gubernamental.
Son las 2 de la mañana y en la
esquina de la calle Madero con V. Carranza hay una persona dormida, parece ser un
adulto mayor y por su vestimenta parece ser una persona del campo, parece tener buen
cobijo a pesar de estar a la intemperie (no sé que tan ofensivo o estúpido pueda
ser este consuelo pero consuelo es). En contraesquina hay un escenario montado
y algunas vallas alrededor que supongo cercarán los accesos al jardín, en ese
escenario estuvo Peña Nieto cuando vino a Colima a hacer campaña, en ese
escenario cerró campaña el actual gobernador Mario Anguiano.
Durante esa mañana el priismo
colimense marcharía para demostrar su apoyo a la reforma energética promovida
por el gobierno de EPN, el priismo colimense haciendo uso de la coerción
laboral y política, el priismo colimense adjudicándose ser voceros de Colima.
La marcha se suspendió por lluvias.
Si el PRI-gobierno se adjudica
ser Colima para decir sí a la reforma, en la contraparte suele pasar lo mismo, “Colima
dice no a la reforma”. ¿Quién es Colima? ¿Aquel indigente dormido en las calles
del centro donde apenas en unas horas se celebraría un acto de lealtad política
es parte de alguno de los dos polos? ¿En su más inmediata cotidianidad qué
sentido tiene todo el debate para él? Sobrarán respuestas seguramente...
RELATO DOS
Hace dos años realicé un par de
grupos de enfoque, etnografías y entrevistas con colectivos de jóvenes, el
grupo de rock 20 pal taxi fue uno de
ellos. La pregunta era difusa, mis dudas e intenciones pasaban entre exigirles
cierta idea de participación política y tratar de comprender la suya si es que
la tenían.
Los integrantes de este grupo siempre
mostraron sensibilidad social, un espíritu con toques nacionalistas y populares,
cosa que deviene y trasladan a su profesión magisterial, pero también a la
música, de ahí que decidieran retomar el rock en español como parte de su
repertorio y su reivindicación.
Por lo regular se asocia al rock
con lo contestatario, con la rebeldía y el desafío a la autoridad, pero en esta
ciudad casi no sucede, a pesar de que hace algunos años el movimiento rockero
abrió espacios públicos y posibilitó la difusión de esta cultura, la industria
musical ahora domina los escenarios a través de las tendencias comerciales y masivas,
la música banda o la electrónica principalmente.
Precisamente a este escenario de
espacios cerrados y escenarios dominados se enfrentaba (y se enfrenta) 20 pal
taxi junto con muchas otras bandas, no solo en lo sociocultural sino también en
lo político:
“la raza vota
por algo que no sabe ni que es, te dan tres opciones y tienes que votar por alguna de esas a fuerzas, no hay más. Nos
deberíamos gobernar por cuadras, por vecindarios”
Espíritu revolucionario o
anárquico que se topa con una sociedad inmóvil y desinteresada, con gobiernos
municipales que prohíben tocadas de rock por ruidosas y peligrosas, y un
conjunto de jóvenes simpatizantes poco dispuestos a organizarse para alzar la
voz o abrir espacios por la fuerza. Mejor tocar en bares, rentar locales,
buscar en el espacio privado la facilidad que no da lo público.
¿Partidos políticos? Sí, los
invitan a tocar cuando hay campañas, es difícil que les paguen pero si la banda
va iniciando y se quieren dar a conocer se acepta la invitación a
regañadientes; eso sí, que no les den el micrófono para que den algún mensaje
porque “le vamos a mentar la madre al candidato”.
Y sí, se puede promover la
disidencia en la música, por ello a veces meten una que otra canción medio
punketona, para decir chingaderas dedicadas a los políticos, y ahí la pared no
es la clase política sino la raza: “pero nunca hacen caso a lo que dices, te
oyen pero no te escuchan”
2013.- La agrupación política
MORENA organiza un toquín en defensa del petróleo ( a reforma energética en el
discurso opositor se reduce a PEMEX):
¡Qué chingue a su madre el puto
de Peña Nieto!
¡Que se vaya mucho a la chingada!
Así gritaba 20 pal taxi en medio de un repertorio de Molotov, Fobia y otros grupos
del llamado rock en español. El escenario está adornado con una manta de fondo
que trae como consigna la defensa del petróleo, la defensa del futuro de la
nación.
A la entrada del local cuelga una
piñata de un burro con una banda presidencial, en las paredes hay propaganda en
contra de la privatización de la energía, en contra del régimen neoliberal, en
contra del aumento de impuestos. Hay una manta y un plumón para que le escribas
un mensaje a Peña Nieto. Las mentadas de madre abundan.
Hay aproximadamente 150 asistentes,
una convocatoria baja pensando en que una agrupación política necesita
masificar, demostrar fuerza, reforzar presencia pública. Es un local privado y
bastante grande, imagino era difícil para una organización política promover un
evento de rock en un espacio público, las chelas, las aguas locas y los porros
son inevitables, y los guardianes de la moral siempre están vigilantes para
denunciar la desviación.
Algunos de los organizadores o
experimentados activistas se preguntaban (y preocupaban) por el discurso
-¿Nadie va a hablar?
-La raza ni sabe de qué trata el evento
Pero el discurso siempre estuvo
en el evento, de hecho el evento en sí era un discurso: ahí estaba la piñata
del presidente, la manta para pintar, la propaganda, las mentadas de madre de
las bandas, las canciones contestatarias de Molotov... o ¿cómo queremos
politizar? Aquí viene gente a bailar, tomarse unas chelas o unas aguas locas,
fumarse un porro y probablemente hablar de la mierda que es el país,
probablemente agitarse mutuamente para saber que es posible cambiar algo,
probablemente para despertar una inquietud individual de ¿qué hacer?; también
es probable que nada de esto suceda, pero si se quiere construir sociedad
consciente, si se quiere construir actores y no clientes a estas incertidumbres
estamos expuestos.
Con unas chelas, con necesidad de
justificar y contagiado de la satisfacción de los organizadores puedo decir que
este evento hay que medirlo en su propia naturaleza, la cual no es de masificación
y demostración de fuerza sino de construcción política, de apertura de nuevos
espacios de encuentro y subjetivación, y aquí la tarea es tan simple como
disponer condiciones.
Al salir escucho unos chavos que se animan a entrar aunque
“ya está medio aguadón”…cuestión de perspectivas, o de intereses ¿qué busca el qué va a bailar y qué busca el
que abre el escenario?
Por lo pronto yo tengo algunas respuestas, los de 20 pal taxi tuvieron un escenario para
mentarle madres al presidente, otra banda de reggae para decir que ya estamos
hasta la madre de guerras y de corrupción de la misma pinche clase política.
Enfrente la raza baila, chelea, fuma...
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