“Un milagro para Angelito” es una
causa que al igual que otras, da cuenta de las redes de solidaridad que se
movilizan en la sociedad civil y se suma a la lista de evidencias de una severa
ausencia de sensibilidad de actores políticos, de las limitaciones de un
sistema social que cada vez responde menos a necesidades urgentes, y muestra
cómo lo humano suele a veces imponerse en espacios y acciones fuera de la
norma.
Angelito es un bebé de 11 meses
que necesita urgentemente un trasplante de riñón (tiene que ser operado antes
de cumplir el año). En el IMSS el niño aun no ingresa a lista de espera de
donantes, incluso su mamá no puede donar su riñón porque la normativa oficial
solo contempla el trasplante de órganos cadavéricos.
La búsqueda de solución ha
continuado y es en San Luis Potosí donde se encontró el apoyo de un médico que
se ofreció a realizar la operación sin cobrar honorarios, por lo que una
operación de poco más de un millón de pesos solo costará 200 mil.
Lo anterior valga como ilustración
de la urgencia del caso y de la apelación humanitaria que conlleva, porque es
en este entendido que la respuesta de las instituciones gubernamentales y
algunos políticos parezca indignante. En el DIF la familia de Angel encontró la
promesa de un apoyo por 5 mil pesos, siempre y cuando reunieran los 195mil
restantes. En la Secretaría de Salud se les apoyó con la realización de un
convenio que permitirá el traslado y la operación fuera de Colima.
Cuenta la mamá de Angelito que en
un acto de desesperación una tía fue al Congreso del Estado a exponerle a cada
uno de los diputados el caso para pedir su apoyo, el resultado fue una colecta
que alcanzó los 200 pesos entre todos los legisladores.
Gracias a las redes de trabajo
que familiares y amigos echaron a andar para recolectar dinero, el caso se ha
vuelto de conocimiento público, también impulsado en gran parte por medios de
comunicación (prensa y radio) así como por la auto-comunicación de masas
(Facebook, twitter, etc.)
Así, a los esfuerzos que ya realizan
familiares y amigos para aportar parte de su trabajo y su tiempo a esta causa,
se han ido sumando iniciativas como la de dos colectivos de ciclistas que
organizaron un evento en el jardín Torres Quintero para reunir dinero mediante
la venta de pozole, agua fresca, tostadas, arroz con leche, muffins… En el piso
del jardín se trazaron hileras para reunir monedas y billetes que van desde los
5 hasta los 200 pesos. Personas con alcancías en mano buscan a los peatones y
automovilistas para que sumen a la causa. Una tía de Angel con sorpresa cuenta
que ha recibido billetes de 500 pesos de manos transeúntes, haciendo al mismo
tiempo la comparación con lo que obtuvieron de los diputados.
Guardando las diferencias y sin
menosprecio a la relevancia social y particular de esta causa, el caso de
Angelito se suma a una serie de hechos que muestran el mismo escenario: un
sistema social que excluye y cierra posibilidades, autoridades políticas carentes
de sensibilidad social, medios de comunicación que sobredimensionan cuestiones
particulares y una franja de ciudadanía dispersa que en selectivas ocasiones se
organiza y moviliza para promover la solidaridad con una causa, para enfrentar
abusos del poder político o para magnificar un malestar que no cabe en la agenda
oficial.
Es importante dar cuenta de estas
micro-acciones pues son muestra de una sociedad que puede organizar sus
prioridades momentáneamente y tomar acción sobre ellas. Estos episodios son
meritorios en tanto van creando valor social, aunque difícilmente superen la
dinámica selectiva y cívica que recrean.
¿Debemos celebrar la buena
voluntad? en medio del déficit de humanidad que vivimos es necesario pero sin dejar que la imposición
de lo humano nos satisfaga, tenemos que preguntarnos por qué hemos tenido que
llegar a este punto, qué sociedad estamos construyendo, a quiénes incluimos y a
quiénes no y si en verdad las posibilidades son iguales para todos.
Aquí es sociedad civil
organizada, pero en la mayoría de los casos la tendencia de las colectas para
resolver problemas puntuales está liderada por la iniciativa privada, que
mezcla entre lo humanitario, el beneficio fiscal y el lavado de culpas haciendo
suyo el esfuerzo de muchos ciudadanos. O sea, ojo que tampoco necesariamente caminamos hacia nuevas formas de empoderamiento (a manera de estructura organizada) social.
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