Democracia sin demos

Colima, México. Diciembre de 2012


Podemos decir que el pastorado cristiano ha introducido un juego que ni los griegos ni los
hebreos imaginaron. Un juego extraño cuyos elementos son la vida, la muerte, la verdad, la obe-
diencia, los individuos, la identidad; un juego que parece no tener ninguna relación con el de la
ciudad que sobrevive a través del sacrificio de los ciudadanos.Nuestras sociedades han demostrado ser realmente demoníacas en el sentido de que asociaron estos dos juegos —el de la ciudad y el ciudadano, y el del pastor y el rebaño— en eso que llamamos los Estados modernos.

Michel Foucault


 

En una ciudad con fuertes sedimentos de autoritarismo, la aparición del conflicto es vista como una amenaza al orden casi natural de la vida cotidiana, de ahí que se ha vuelto común el uso de la palabra "violencia" para etiquetar brotes de inconformidad o disidencia: los que protestan son violentos porque alteran el orden en lugar de utilizar las formas y canales de diálogo existentes para dialogar.

Como señalan algunos estudiosos del tema, la violencia más peligrosa es aquella que no se ve, los barrotes invisibles son más autoritarios que la represión directamente visible y sentida.

En la experiencia específica que me ha tocado observar, y que se extiende como síntoma en el conjunto de las instituciones políticas y sociales de México, el culto a la autoridad ha resultado altamente riesgoso, pues los canales y mecanismos para dar salida civilizada a los conflictos de interés están cerrados, se han convertido en un mero instrumento para aplicar un guión de desarrollo que no puede ser cuestionado, y en su defensa, se puede movilizar todo un perverso aparato que ahora se resquebraja, y por ello se vuelve más peligroso.


Una mirada


En el Estado de Colima existe una fuerte adhesión a la religión católica, culto que llena de color y expresiones artísticas el centro de la ciudad cuando se celebran las fiestas en honor a la Virgen de Guadalupe, un vestigio aún vivo de tradición y comunidad que la modernización no ha podido borrar con el desplazamiento de ciudadanos hacia las periferias, con la construcción de grandes centros comerciales y prácticas individualizadas y egoístas para vivir la vida.

Sin embargo es conveniente distinguir, el culto y la religiosidad devenidas de la tradición, de las prácticas y avanzadas de las autoridades de la iglesia, las cuales en esta ocasión, se están obstinando en seguir la carrera de un modo de vida que la ciudadanía ha comenzado a cuestionar visiblemente después de muchos años de una modernidad no elegida.

Así lo anunció el obispo de la entidad, "la iglesia más moderna del Estado", lógicamente ubicada, en la zona que se considera ad hoc a una construcción arquitectónica excesiva y suntuosa. En las periferias, algunas colonias se las arreglan para construir sus capillas, muchas tardan años y empiezan por humildes construcciones de lámina. Muchas aún no están terminadas.





¿Este es un monumento levantado a Dios? porque pareciera estar hecho a la medida de un ego que no conoce límites, para satisfacer las necesidades más mezquinas de la condición humana en nuestra época.

Los vecinos inconformes apuntan (en Facebook):


- Casa para los sacerdotes de la zona. Ninis Ecleciasticos. casa gratis en terreno donado por el gobierno.
- El proyecto cuesta 55 millones.
- Habrá mil criptas.
- Las fiestas patronales coinciden con el cumpleaños de Mario Anguiano.
- El Gobierno Estatal Donará 40 millones (Información proporcionada por Victor Rosas).
- Promotor destacado Francisco Anzar Herrera Pdte. del CDE del PRI.
-Condenadas a morir 15 parotas, 14 ceibas y 248 árboles más (rosas moradas, anonas, tabachines, galeanas, limones, naranjos, mangos, yacas y otros).


El problema


Aparentemente, iglesia y gobierno consultaron a los vecinos de la zona para construir una capilla en el parque, cuestión que había estado detenida hasta que de forma apresurada para no perder la posibilidad, los diputados autorizaron la donación del terreno a la iglesia. Algunos habitantes cuentan que se enteraron de esto por casualidad, si no, no estarían informados.

Ante la sorpresa, fueron con el diputado de su distrito, quien les dijo que no se quejaran, "ni que fueran a ponerles un bule". También visitaron al obispo, a quién se le expuso que la celebración de misas puede afectar la salud de un habitante, a lo que contestó que lo medicaran o que se cambiaran de casa. Solicitaron una audiencia en la alcaldía, la cual hasta hoy no ha sido concedida.


Agotadas estas instancias de diálogo, y ante el inminente acto para colocar la primera piedra de la construcción, se recurrió a estrategias más visibles socialmente para instalar el conflicto: irrumpir en una rueda de prensa, juntarse en el parque a organizarse, recabar firmas e informar a la opinión pública.

Anuncio de conflicto


Instalado el conflicto, y habiendo hecho pública la intención de organizar un contingente para protestar frente al obispo y el nuncio católico durante la colocación de la primera piedra, el día anunciado el parque amaneció lleno de lonas con la leyenda "Jardín sí, templo también". A los alrededores hay mesas para firmar a favor de la construcción del templo y trípticos a color informando que en realidad la zona no será afectada. "De hecho se va a mejorar el parque, con la construcción se van a plantar más árboles", me dice una vecina que se identifica como responsable con su comunidad.

¿De dónde provino el dinero para pagar al menos 5 lonas impresas? ¿De dónde salieron los trípticos?

Esto llama la atención porque los vecinos opositores, en 2 semanas de organización apenas tienen un par de fotocopias para informar a la gente. Las lonas que pusieron días atrás, se las quitaron.


Los manifestantes pedían ir de verde, y siguiendo los mismos métodos, un grupo de ciudadanos fueron vestidos de blanco, en apoyo al proyecto del templo. Muchos son militantes del Frente Juvenil Revolucionaro (sector juvenil del PRI), otros tantos, trabajadores de gobierno del Estado.

Ante tal escenario de oposición, era inevitable avisorar escaladas de conflicto, cuestión que corroboro cuando una señora le rompe la cartulina a una manifestante. No pasó a más.

En una orilla del parque, los manifestantes, en la otra, se montaba el escenario para la llegada del obispo, y ahí ya se avisoraba la formación de un contingente blanco.

Pues bien, el obispo llegó y el grupo de manifestantes avanzó con pocos ánimos, los cuales fueron levantandose conforme llegaban al lugar. Para cuando estaban enfrente del señor cura, las consignas ya se gritaban al unísono.

Se esgrimieron algunos argumentos, se reprocharon algunas irracionalidades, se exigía diálogo y cuentas. El obispo incólume solo se limitó a decir que habría diálogo, pero después. ¿Cuándo? le preguntaban, "ahorita no puedo decirles" fue la frase que cerró el encuentro.



Atrás del sacerdote, se encontraban funcionarios eclesiásticos, mandos medios de gobierno del Estado y trabajadores de la administración pública, pero el colectivo estaba alimentado en su mayoría por hombres y mujeres bien vestidos, quienes hacían gestos de repuido hacia los manifestantes y no reparaban en tildarlos de nacos, revoltosos o perredistas. ¡Lo que se dona no se dice! ¡Respeten al señor obispo! ¡Ponganse a trabajar!

 Enfrentados


A lo lejos se veían dos camiones urbanos y un par de camionetas nissan, de donde salieron grupos de hombres de tez morena y bigote en su mayoría, muchos de ellos corpulentos y vigilantes. "¡Son grupos de choque!" empezaron a gritar algunos, por lo que los manifestantes comenzaron a replegarse.

Frente a esta escena, un hombre tomaba el micrófono y celebraba el éxito de la visita del nuncio papal, el cual, asegura, ha dejado sus bendiciones; junto con ellas y la presencia de Juan Pablo, en este lugar va a reinar el bien.Una humilde señora lo mira con esperanza.

Al frente se escucha un grito de "si se pudo", se ondean banderas del Vaticano y se celebra que los revoltosos no ganaron (¿a qué hora se convirtió esto en una batalla?). Esos deben de aprender a respetar, están manipulados, les dieron camisetas verdes y vinieron. Ojalá se los chinguen, fue lo último que escuché antes de que empezaran a rezar el padre nuestro proque noté una movilización inquietante de personas: el primer connato de violencia física se había dado.

Los manifestantes siguieron replegándose, hasta llegar a la orilla del parque donde originalmente se habían reunido, ahí se registro un segundo connato de golpes, que esta vez pasó a mayores. Las ráfagas desenfocadas de mi cámara me arrojan los rostros de "los golpeadores", que bajo el juicio discriminatorio de muchos, eran cholos, malandros y exmilitares de colonias populares. "Mirales nomás la pinta, luego luego se nota" me señalaron unos compañeros.

Cierto o no, eran civiles que estaban golpeando y enfrentando a manifestantes ante la mirada complaciente de los elementos de seguridad, quienes incluso, intercambiaban algunas bromas con ellos. ¿elementos de la fuerza pública vestidos de civil? ¿grupos de choque?... Algunos dicen que son los mismos que golpearon manifestantes en la visita de Enrique Peña Nieto a la ciudad.


¿FIN?




¡Si se pudo!, se retiran gritando algunos feligreses, mientras los asistentes de blanco miran con desconfianza mi paso por la zona; para ellos es una batalla ganada, pues en su batalla, lograron replegar la manifestación.

Del otro lado, con la cólera en los ojos y la rabia en las manos, también se sumaban puntos a favor, pues el jerarca católico visitante ni siquiera se bajó del automóvil, y la dichosa primer piedra no fue puesta.


¿Qué se gana con todo esto? ¿Es un problema de colonos, de católicos, de defensores del gobierno en turno?

La perspectiva que me parece necesitamos mantener, es la del interés público, y aquí las cosas son mucho más amplias y no se restringen a una tergiversada oposición de templo sí o templo no.

Lo que está en juego es la capacidad de nuestras instituciones para evitar que se generen este tipo de episodios que montan simulacros de batallas campales, desde este punto es lamentable y preocupante ver que tenemos una especie de autoridades fascistas y una sociedad que se ensordece en su propio ruido.

Ayer fue por un centro comercial donde incluso se talaron árboles con personas arriba de ellos, ahora es por un templo. La mano represora no se limita a confundir la opinión pública y cerrar puertas de diálogo. Una acumulación de errores seguramente seguirá conduciendo a que las inconformidades se organicen, o quizás, a que estallen sin sentido.

Comentarios